Maltratadas pero no calladas.
- Universitaria de Colombia
- 5 abr 2018
- 3 Min. de lectura

Richard Zambrano.
En aparente silencio las mujeres colombianas aguantan el maltrato que la misma sociedad dice rechazar.
Estaba en casa mirando la televisión donde me impactó ver y escuchar el testimonio de una mujer que comentaba con angustioso tono las situaciones que un grupo armado terrorista le había hecho vivir, reflejando el dolor de una madre desesperada buscando a sus hijos.
El testimonio de esta mujer me conmovió tanto que empecé a cuestionarme y preguntándome ¿Acaso en Colombia no estamos viviendo un proceso de paz? Hablan de militares y guerrilleros como si fueran los únicos que han vivido la guerra pero ¿Qué pasa con estas mujeres que han parido a víctimas de este conflicto? no encontré respuesta clara y concreta que eliminara mi inquietud, ahora me siento como esa mujer que aún sigue viviendo entre preguntas.
En medio de estas inquietudes seguí analizando otros casos en los cuales las victimas que protagonizan estas escenas atroces de maltrato son de género femenino; allí no se salva la inocente niña o la querida abuela que imaginamos de cabellos blancos y tierna.
Pero la constitución política colombiana en sus artículos manifiesta que todos tanto hombres como mujeres tenemos iguales deberes y derechos. En el papel se lee coherente y bonito pasando a la práctica ¿Será real y visible como se predica?
En un reciente informe de investigación entre la universidad de la Sabana y Medicina Legal concluyen que se ha incrementado el abuso y maltrato a la mujer colombiana donde el machismo ha dado pie al ahora llamado feminicidio; es una vergüenza que en esta época llamada “moderna” el machismo siga siendo quien impere en una sociedad que dice llamarse democrática.
La doble moral hace parte de estas flagelaciones que todos los días viven aquellas que en silencio callan por miedo a ser juzgadas, parece incoherente pero es verdad son juzgadas y además la misma sociedad subliminalmente apoya a sus victimarios.
Veo y pienso que en Colombia el machismo impera desde distintas áreas profesionales y sociales, como prueba de ello cito estos ejemplos que algunos recordarán:
Desde el campo deportivo donde algunos jugadores de fútbol profesional han maltrato a mujeres pero aun así se les perdona por ser unas figuras importantes para el deporte colombiano.
En redes sociales se puede apreciar algunas figuras públicas o personajes de redes como youtubers que hacen apología al rechazo, maltrato y delitos contra mujeres desde un campo más psicológico diciendo “que es solo frases cotidianas disfrazadas de humor”.
Los delitos sexuales abusivos contra mujeres se han vuelto el pan de cada día, tristemente recuerdo el caso de Rosa Elvira Celis quien fue violentada y asesinada donde las autoridades la culpan de su asesinato por salir a departir con un amigo.
Ni hablar de la desigualdad en lugares de trabajo donde estas sumisas deben obedecer a jefes que son abusivos quienes imponen largas horas labores que al comparar con el pago a los hombres son una miseria; así golpeando la inteligencia de la mujer apoyados en chantaje sexual se dan de dignos jefes.
El turismo sexual se convierte en el alimento para aquellos perversos sexuales que buscan saciar su apetito sexual con la inocencia de niñas que en su afán de salir de la pobreza ofrecen su cuerpo al mejor postor.
Medicina Legal nos refleja en su más reciente informe que el feminicidio ha crecido un 22% desde el año 2015 y un 72 % de victimas sexuales son niñas que no superan los 10 años de edad
Señalando estos crímenes contra la mujer colombiana se podría decir que ninguna es feliz pero al contrario de todo esto, existen mujeres que en medio de la tragedia son guerreras y forman corporaciones de apoyo y lucha por los derechos de aquellas que con miedo denuncian y deciden gritar hasta ser escuchadas.
Finalmente Siento alivio al ver que con leyes propuestas por ellas ante el Congreso colombiano buscan dejar de ser el banquete para maltratadores, donde felizmente ahora se fortalecen para encontrar verdadera justicia que castigue a sus agresores.
Es importante para lograr este objetivo, dejar a un lado esos prejuicios machistas y la doble moral que abunda para lograr abolir tanta impunidad, reconociendo que las mujeres en Colombia son víctimas reales y no solo personas imaginarias, quizás así podamos evitar que estos flagelos queden impunes y sigan aumentando.
Estas mujeres me inspiran esta frase que me parece apropiada para no dejar solas a estas guerreras colombianas.
“Con alas de libertad volarán por el cielo de la justicia, pero así mismo con pies de valentía pisarán el terreno de la igualdad”.
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