Estrategia o seguridad para los bogotanos Por: Angie paz
- Universitaria de Colombia
- 11 abr 2018
- 3 Min. de lectura

El alcalde mayor de Bogotá sigue improvisando en su mandato, creyendo que la inseguridad es como un padre que quita el sofá para que su hija menor no tenga contacto amoroso con su admirador.
El pasado mes de enero de 2018 el alcalde Enrique Peñalosa firma el decreto que prohíbe parrilleros mayores de 14 años en motocicletas de más de 125 cc, dando por hecho que esta medida bajara los índices de inseguridad en la capital.
Tras esta medida los moteros alzan su voz y generan una protesta llamada “plan tortuga” que colapsa la cuidad en tráfico desbocado, indignados por la medida de Peñalosa quien en su campaña a la alcaldía se dirigió a la comunidad indicando que no se tomarían esta clase de medidas poco ineficaces desde mi perspectiva.
Detrás de esta “peñalosada” como le podríamos llamar, sube la tarifa de Transmilenio de $2.100 a $2.300, qué casualidad que coincidan los dos hechos en la capital. El no da puntada sin dedal ya que los transportes más rápidos en cuestión de tráfico son la motocicleta y el Transmilenio aunque este último sea un pésimo sistema en aglomeración de personas y rutas demoradas.
La Alcaldía olvida que hoy ruedan cerca de 500.000 motocicletas por Bogotá, una situación muy distinta a la de hace 30 años, cuando para frenar a los sicarios de Pablo Escobar se prohibió por primera vez el parrillero ya que olvidan que no solamente existen delincuentes hombres, las mujeres a lo largo de la historia han tomado roles y papeles que superan en criminalidad a los caballeros.
Tras las presiones de los ciudadanos el alcalde mayor decide tomar la restricción solo a zonas específicas de Bogotá como lo son la Localidad de Teusaquillo y Chapinero, pero me entran varias incógnitas ¿Cómo sabe un motociclista dónde inicia la zona restringida y dónde termina? ¿Dónde le digo a mi compañero parrillero que camine o tome Transmilenio? Para que no me generan la multa de 300.000 pesos que se avaló para estos casos.
Es algo absurdo y fuera de base esta medida, no solo porque no se tiene la señalización o información exacta de dónde puedo transitar o no, si no que perjudica a muchos bogotanos que transitan de su casa a su trabajo en sus motocicletas, ciudadanos que no son delincuentes que se ven afectados por la discriminación y generalización de que el parrillero o motociclista es delincuente.
Además que indica que no se puede delinquir en un automóvil o taxi como ya lo hemos evidenciado.
El impacto de prohibir al parrillero será poco, dice la secretaría del distrito, “la medida solo afectará al 0,5 por ciento de las personas que vivimos en Bogotá”. Entonces, me pregunto, ¿para qué sirve esto además de crear trancones por cuenta de miles de moteros emberracados?
Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes (constitución política de Colombia).
Por lo cual el estado está en derecho de generar mayor seguridad para cada uno de los ciudadanos, como dicen coloquialmente las palabras se las lleva el viento ya que la ciudadanía no se siente para nada segura en la calles capitalinas y no solo porque existan atracos en motos por hombres y mujeres, sino porque hasta en la propia esquina de su casa lo pueden atracar o inclusive hasta matar. Sea en moto, a pie, en taxi y hasta en bicicleta.
Y siempre tenemos una respuesta absurda y conformista, “para que dio papaya” por eso lo robaron, es como dirigirse a una señorita que ha sido violada y decirle para que se puso esa falda por eso la violaron, todo en este país se ha convertido en justificación tras justificación de la ineficiencia tanto de nuestro estado, como de las autoridades presentes.
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