Madres comunitarias reclaman ayuda económica del gobierno.
- Universitaria de Colombia
- 2 abr 2019
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Como ya es habitual, en las comunidades más olvidadas de Colombia existen muchos problemas de amplia envergadura, por ejemplo, la falta de salud, comida, vivienda, educación, entre otros, pero lo que es más caótico es involucrar a los menores en la problemática.
De acuerdo con información del Departamento Nacional de Estadística (DANE), en el territorio nacional viven más de 4,3 millones de niñas y niños de cero a seis años, de los cuales 3,5 millones habitan en zonas vulnerables en condiciones de pobreza, es decir, el 82%, de la población.
Existen muchas fundaciones que ayudan a mitigar un poco ese porcentaje, con propuestas, actividades y métodos como por ejemplo el del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), que crea en 1993 una iniciativa cuyo propósito es convertirla en una forma de amparar a la población infantil más vulnerable en zonas urbanas y rurales. Gestión que arrancó en el Corregimiento Villa del Rosario-El Salado ubicado en el municipio del Carmen de Bolívar.
Esta propuesta se llama: “madres comunitarias”, la cual consiste según la página web del ICBF en “agentes educativos comunitarios responsables del cuidado de los niños y las niñas de primera infancia del programa de Hogares Comunitarios de Bienestar. Son reconocidos en su comunidad por su solidaridad, convivencia y compromiso con el desarrollo de los niños, niñas y sus familias”.
La madres comunitarias tienen varios roles que cumplen con su labor, que pasa como cocineras, hasta psicólogas que hacen de manera voluntaria. Las cuales discrepan con el gobierno anterior por la reducción de las ayudas económicas.
Olinda García en una entrevista en el diario El Espectador, narra su historia del día a día como madre comunitaria, “A nosotras nos toca bañarlos, cambiarlos y alimentarlos. Muchos llegan sin desayunar y otros sucios, porque sus padres son muy descuidados. En vez de pañales traen pedazos de camisetas o pantalones viejos”.
Lo más difícil de este trabajo son los padres de los niños y el ICBF ya que los padres no son muy atentos con sus hijos y lo otro es que esta entidad del estado exige mucho para que puedan cuidar a estos niños, “Los primeros no cuidan bien a sus hijos. Los segundos nos exigen mucho, pero no cumplen con sus responsabilidades. No tenemos materiales didácticos, eso da vergüenza. Con decirle que solo son $220 por niño mensualmente. ¿Qué compra uno con eso?”. Aclara Olinda.
Pero eso no es todo, ahora está en constante lucha con el gobierno para que esta labor sea reconocida como funcionarias del estado, según el expresidente Juan Manuel Santos no habría recursos para estas madres, “genera un impacto fiscal de enormes proporciones”, en esa línea el expresidente Santos dice que “afecta seriamente la estabilidad de las finanzas públicas, el equilibrio macroeconómico y el principio constitucional de sostenibilidad fiscal”.
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